"Querer no pensar en ella era seguir pensando, seguir sufriendo" Proust
"Para no romper la atadura primero tienes que morderla" Nietzsche
Tras sumergirme en las profundidades, habiendo hallado personas y situaciones poco probables -todos haciendo parte del grupo de culpables o pecadores- descubría aun más a fondo el río perenne de la vida; ese río que lava y corre sin parar, acaso a ellos redime y a mí me sublima. Allí, sumergido en el interior, en lo más hondo de la vida, ya no pude hallarte. Y eso me hizo saber que te quería, por lo que no volví para buscarte.
La vida me elige y yo no quiero negarme.
Toca la puerta, pero para ella
mi puerta siempre estará
de par en par.
Ni demando ni exijo; ya no suspiro
por el ayer; ni sueño demasiado profundo.
Otra vez -y sin quererlo...o casi- el
viento que sopla me eleva. Y voy por encima de mí.
Con estos pensamientos he vagado por el mundo sin poder si quiera echar un vistazo. En ocasiones vuelvo, niño y arrepentido a ese flujo secreto que impulsa los movimientos. Tales pensamientos van conmigo y yo los cuestiono: ¿a dónde va la filosofía? - Entonces he chocado de frente con el hombre práctico y su única y eterna pregunta. No le he contestado por egoísmo (¡nunca entienden nada!) y por algún refinado sentimiento de voluptuosidad. Luego oigo bien -sin que sea demasiado- y noto que no ha continuado cuestionando. Sonríe. No me hará daño...
Al final, hasta la altura hastía. Es necesario, a veces, regocijarse en los charcos, por orgullo, por voluntad, por pereza. No hay que andar discutiendo muy a fondo; mas si las palabras menguan, aun podemos bañarnos otra vez. Lo que sea por no injuriar, maldecir, ni atacar con violencia. Nosotros, todos, queremos poseer (algunos siendo poseídos -así ejercen fuerza-).
¿Quién sabe lo que hay que hacer? Otro pensaría la respuesta, pero los más ya han respondido la pregunta. Nada se me esconde, pero ¿no hay nada más allá? -No me respondan.
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