viernes, 25 de octubre de 2013

The brief distance

The brief distance
between the lips and air...
wishing that moment to never end.
That look we make
'cause You and I hesitate,
though we won't explain
what we are waiting for.

I've got to tell you
I've been looking for love
since I was born.
And now you appear,
at the place we met,
And I pray for that brief
moment to never end.

I know what to do,
because you are with me
and you make it look easy,
so easy..., I'm afraid,
but You touch me
asking me to keep quiet,
and I got a lot to say
but you don't care.

And then you swear
'I'm yours'
And I whisper
'I'll be with You'
and it's late, ...
you have to stay.

.............................................

It's five in the morning
and we have not slept yet,
just staring to each other.
Then you say
(it was not a question)
'should I go or should I stay'
-almost like a beg-

And for every answer
I kiss you and start
making you breakfast.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Almas muertas - Nicolai Gogol

Esta es una de las piezas de literatura más maravillosas que se hayan escrito. Y no es casual que se hayan escrito en Rusia, el país que tiene una tradición literaria bastante amplia, compleja y rica. 

Existe una cierta tentación en juzgar la novela del escritor ruso Gogol desde el punto de vista burocrático, lo cual no estaría mal. De hecho, podría decirse que es una de las lecturas más apropiadas en tanto que, según la navaja de Ockham, la hipótesis con menos suposiciones es la correcta, y eso es lo que ofrece esta lectura; por otra parte, dan ganas de interpretar el texto así porque precisamente Gogol se negó a que se le diera esa interpretación a su obra y renegó de ella. Hay una anécdota al respecto que dice que Belinsky acusó a Gogol de cambiar ideológicamente y de alguna manera de defender el stablishment (establecimiento) político de la Rusia zarista corrupta, fraudulenta y quebrada por dentro. 

En fin, obviando estas condiciones, la novela de Gogol se inserta en el ámbito de una Rusia enmarcada en la corrupción y un embrionario clientelismo, donde las personas con cargos públicos eran los que tenían acceso a beneficios, lo mismo que personas con tierras y con "almas". De hecho, el espíritu de la época se ve claramente reflejado en sus escritores; incluso Dostoievski pelearía también, a su manera, contra el estamento militar, quejándose de la mediocridad del pueblo ruso y el deseo de hacer una carrera de veinte años, para luego adquirir algún tipo de pensión.

Gogol nos cuenta la historia de Chichikov, un hombre misterioso que llega a una aldea, se hace amigo de los hombres importantes de ésta y secretamente empieza a adquirir "almas", lo que quiere decir, que hace pasar por suyos, aquellos sirvientes de otras personas que hayan muerto. Al parecer, el gobierno zarista cobraba un dinero a los terratenientes por cada empleado que tuvieran. Los terratenientes debían hacer un censo cada cierto tiempo, y el dinero que pagaban al gobierno se mantenía hasta que un censor llegaba y confirmaba que el terrateniente tenía más o menos empleados, dando de baja a aquellos que estaban muertos. El problema es que podía pasar mucho tiempo entre un censo y otro, y los terratenientes igual tenían que pagar por éstos, por lo que Chichikov fácilmente hizo negocio ofreciendo comprar dichos 'muertos' a precios muy bajos, quitándole la carga a los terratenientes.

¿Entonces cuál es la ventaja para Chichikov? Aparentemente ninguna, y es lo que nos cuenta Gogol a lo largo de su libro. Chichikov, un hombre maduro, está intentando hacer negocios, conseguir una mujer, tener hijos y vivir en una hacienda. Estas son las pistas que tiene el lector para intentar descubrir las verdaderas intenciones de este personaje, que parece demasiado amable para ser verdad. Ahora bien, por la pelea con Belinsky anteriormente mencionada, Gogol renegó de su libro y la segunda parte que había escrito la quemó, reemplazándola por los fragmentos que quedaron de la quema. Al parecer, hacia el final de su vida Gogol experimentó un cambio espiritual que lo hizo renegar de su anterior visión de la vida, y por tanto renegar de una pesadilla burocrática y corrupta como era la Rusia del siglo XIX no parecía tan importante como la búsqueda de Dios. Desde luego, esto es solo una suposición, y no debe interpretarse como algo diferente.

En suma, este libro nos cuenta un poco de una Rusia que se estaba agotando de ser imperial, de un ambiente en el que el tamaño del país hacía imposible cualquier administración expedita y que no pasara por los siempre problemáticos e incómodos asuntos de corrupción en la agenda pública. Yo estoy obviando muchas cosas de este libro, porque suelo arruinar las sorpresas, es decir, suelo ser 'spoiler'. Así que si alguien busca un buen libro que tenga componentes históricos, con licencias literarias, esta es una buena opción.

Todos los nombres - José Saramago

El libro del escritor portugués José Saramago, Todos los nombres, es un gran libro que vale la pena leer; se presta para muchas interpretaciones, y en un ejercicio de retomar una actividad, hago mi propia interpretación. 


***
Más allá de la pesadilla burocrática que cuenta la historia de don José, Todos los nombres nos cuenta una historia de amor, sumida en la práctica de lo imposible, consumándose en el recuerdo. De alguna manera, José Saramago pretende mostrarnos que muchas veces las cosas que desde la razón no tienen sentido o importancia terminan siendo las más importantes, si las sabemos mirar. Por tanto, una de las cosas que llama la atención que los que tienen nombres son las personas, y no los funcionarios, lo mismo que la ciudad, donde todo se llama con nombres genéricos como "cementerio", "registraduria municipal", "escuela" y similares. ¿Qué es lo esencial cuando se nombra algo?, parece ser la pregunta obligada que le plantea Saramago al lector. 

El Señor José, y la mujer desconocida, conforman un prototipo moderno: no sé por qué voy a hacer esto pero es lo que haré. Últimamente, en este mundo posmoderno, parecemos chiquillos, dando tumbos, caminando y tropezándonos una y otra vez, queriendo cosas que no hemos visto, e imaginando. El Señor José se imagina una y otra vez cómo sería aquella mujer desconocida. Y es necesario que lo haga, a pesar de que pueda verla en fotos, a pesar de que casi pueda estar en su cuarto, él está separado de ella por la pesadilla burocrática. Saber cuándo nació, cuando murió, y con quién se casó no le dicen nada de ella. Lo que le diría algo es un imposible: el tono de su voz, la viveza, su piel, sus ojos, todas esas son cosas que no se traducen en un documento, y no alcanzan a quedar registradas en la foto. Al menos no cuando se está enamorado.

En este libro, el escritor portugués explora una idea de romanticismo que nos aproxima a la incomprensión de este mundo posmoderno. Quebrar la barrera entre los vivos y los muertos parece ser el intento de quebrar la última barrera que no hemos podido cruzar; y para hacerlo, Saramago ofrece dos vías: o nos decidimos a juntar todos los documentos de vivos y muertos en una sola edificación, o nos decidimos a amar sin compromisos o ataduras de ninguna clase, solo por la voluntad de amar, sin buscarle razones ni motivos, sin sopesar actitudes, ni esperar nada a cambio. 

sábado, 3 de agosto de 2013

Algún día seré capaz de contar la historia

"Tú debes estar vivo. Solamente vivir
Hasta el final"
Boris Pasternak

Algún día seré capaz de contar la historia,
sin sentimentalismos ni fanatismos.
Sé muy bien que un día nos reiremos,
y lloraremos, 
juntos y por separado,
porque sabremos, como siempre supimos,
que todo esto, no era sino un juego.

Algún día, querida, te diré lo que pienso.
Seré honesto, como solía serlo,
y te contaré mi historia,
sin mentiras, sin rodeos.
No para que me entiendas,
ni para que te enteres,
sino pa' que me quieras,
por lo que soy y lo que siento.

Mientras tanto, sigo buscando las rutas,
los caminos y las fuentes.
Estoy buscando el camino, el bosque,
el país perdido, la magia, la alegría,
y también, la comida caliente.

También he buscado el aplauso de los hombres; 
su regocijo, y su mentira.
He buscado al hombre, y al hombre
he querido, así muchos no lo crean.
Y me ha costado el mundo,
me ha costado la tierra,
porque todo es caro en esta vida,
hasta las risas, y una que otra pena.

Mas yo he mirado, 
y por eso, sé lo que es,
haber sido y haber rechazado.
He sido todos los hombres,
he sido el rico y el pobre,
el niño, el solitario, el asceta,
el del pueblo, el empleado, trabajador,
honrado, mediocre, mentiroso,
y todos, a su modo, son bellos.

Todos han sido amantes,
todos han sido amados.
Por eso sé con certeza,
que esta historia, esta que yo cuento,
no es más ni menos importante,
que lo que tenga que decir,
el ministro en su ministerio.

Algún día yo diré todas esas cosas,
y las dirán los demás. Porque de cuando
en cuando, los hombres se acuerdan
que hubo un tiempo, remoto ya,
en que las penas se curaban bailando.
Y en que la risa se calmaba llorando.

Mas no me quiero poner fatal.
Y cuando toque, nos iremos,
así que hay que irse riendo,
porque el poeta preguntó,
"¿qué pretende la gente con su 
determinación de disfrutar?"
Y yo le digo: pretende vivir la vida,
sin engaños ni trampas,
y quiere bailar y soltarse,
dejarse ir hasta que acabe.

Llegará el día en que nos digamos las cosas
totalmente sin rodeos. Así, como cuando dicen 
algunos que habla el hombre sincero. 
Porque es difícil no sucumbir al halago,
y más difícil es sucumbir a la verdad.
Y toda esta perorata, señoras y señores,
porque la palabra quiere palabra,
el verso con verso baila,
Y yo solo quiero bailar...
Solo quiero verte bailar.

martes, 18 de septiembre de 2012

Futuro.

El dos nace del uno más el uno, me contó
Cortázar una vez; antes de eso nosotros
fuimos ese dos, ese uno, y quiero pensar que
éramos sinceros, así tenga dudas
-no quiero remover la tierra-.

Quisiera pensar que alguna vez me amaste
y que tu partida estuvo realmente
motivada. También quisiera creer que yo
fui tan malvado como para hacerte ir.

Me gustaría pensar que los problemas fueron
externos, que fue mi pobreza, que fue tu
exigencia, pero que con todo alguna vez nos
amamos, aunque fuera por breves momentos.

Pese a todo, ya no hay ese amor, y lo que
alguna vez fue verdad hoy es sólo una
mentira. Mas yo digo: se miente para vivir.
Por eso la música, el teatro, la danza, la poesía.

No exigiré la explicación por la que me humillé
antaño; no hay culpas ni rencores, pues no ignoro
que, pese a todo, esas cosas no son ya
importantes.

Lo que pienso es que fue maravilloso,
pero eso ya quedó atrás.
Siempre, y exclusivamente,
atrás.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Me gustaría...

"...quiero probar si puedo ser 
absolutamente franco conmigo mismo 
y no tenerle miedo a la nuda verdad" 
Dostoievski

Te veo, y con la mirada construyo tu imagen.
Y la verdad es que yo no puedo tocarte. Moriría haciéndolo.
Sería hermoso, pero en verdad no puedo.
Lo único que puedo hacer es tocarte con la mirada.
Pasar mis dedos por sobre tus brazos y mis labios por tu cuello, sin tocarte.
A un centímetro del placer.

Se pierde el encanto, se pierde la vida.
Y yo, sigo esperando que el sueño continúe.
Me gustaría tocarte, pero lo olvidaría.
Me gustaría saberte, sentirte y narrarte,
pero te me escapas porque quiero que te vayas.
Si no te vas no puedo disfrutar saber y entender
que no sé ni entiendo cuando estoy contigo; haría cualquier cosa,
menos tocarte.

Te recordaría como siempre, cada mañana, durmiendo a tu lado,
dejándote ir, sin tocarte siquiera la punta de los cabellos.
Solo mirándote, sólo encontrándote al despertar, las cenizas
de algo que nació y murió. Cada noche la misma cosa...
entonces toco el piano para ti. Mis manos tiemblan pero los dedos
se acostumbran a tocar incluso con manos inestables.
Me miras, te acercas...pero no puedes tocarme.
Lo arruinarías. Acerca tu mano, déjame sentir tu aroma, acércate, completa, mía...
sólo, no me dejes tocarte, o se arruinaría...

miércoles, 22 de agosto de 2012

...

Me paro frente a las vías del tren. Lo oigo
acercarse y espero lo inevitable.
Cuando veo las luces mi cuerpo se estremece
y me hago el valiente. De pronto, sucede eso que
llevo esperando todos estos años:
me quito de las vías.

Mas es tarde; el tren me golpea y me lastima.
Queda poco tiempo. Ya no hay tristeza:
hay un deseo insatisfecho; esa brecha entre
el placer y el displacer: paz, tranquilidad...
a estas alturas no sé cómo llamar esa sensación.

Miro de reojo y veo su silueta. No puedo
estar equivocado; por primera vez no puedo
estar equivocado. Se acerca y con su presencia
aparece la música.

Mi cuerpo es el instrumento, y mi alma las cuerdas.
Tócalas, y deja que la música fluya. Después,
ábreme el corazón, y saca tu miniatura. Ya no
necesitamos ese recuerdo: ya no queremos ser recordados.