Cuando pienso en ti...me alegro.
Sonrío y soy capaz de cantar;
tomo la guitarra, abrazo la pluma
(tú impulsas sus movimientos.)
Cuando pienso en ti casi,
casi soy feliz.
Me acuerdo de lo que decías,
recuerdo que me querías.
Pero sobretodo, me alegro
cuando pienso en ti,
porque tengo el tiempo
para sorprenderme invocándote.
(Tengo las cuentas claras:
son siete primaveras -con sus veranos-
los días que llevo sin verte;
y, de esos días largos
sé que han sido -los tengo anotados-
ciento cuarenta y cinco los que no te he pensado;
me lo digo a cada rato:
"hoy no pensé en ti". Por las noches,
lo digo y lo repito, para creérmelo.)
Me sorprendo pensando en ti
y me alegro:
me doy cuenta que ya no es
mucho el tiempo que invierto pensando en ti
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